Investigar la situación inmunitaria de cada persona que acuda a un centro sanitario, reconsiderando la estrategia de vacunar únicamente en las consultas programadas, ya que cualquier visita es buena para la vacunación.
Contar con puntos de vacunación de fácil acceso y con escasa espera; no se requiere la exploración completa por parte del pediatra de un niño sano para vacunarlo; administrar múltiples vacunas en un mismo acto utilizando vacunas combinadas; aceptar únicamente las contraindicaciones verdaderas y conocer adecuadamente las falsas contraindicaciones para así saber rechazarlas.
Recordar siempre que cada vacuna puesta cuenta si se han respetado la edad mínima de aplicación de la vacuna y los intervalos mínimos entre dosis.
Plantear acciones informativas dirigidas a los colectivos de inmigrantes y a los padres de los niños adoptados.
Educar y formar a todos los profesionales sanitarios sobre la práctica de la vacunación, con información objetiva para que sean capaces de contrarrestar el temor a las vacunas expresado por David Salisbury: “Si se teme a la enfermedad, pero no a las vacunas, el argumento provacunación está claro. Si no se teme ni a una ni a otra, la vacuna se puede recibir por inercia. Pero cuando no se teme a la enfermedad, pero sí a las vacunas, se rechazará la inmunización”.
En algunas comunidades autónomas, la vacunación en las escuelas ha supuesto una excelente estrategia para aumentar las coberturas de vacunación en la población, siempre con consentimiento escrito de los padres o tutores. Se puede aprovechar la visita a los centros docentes para fomentar actividades de educación para la salud y para revisar y vacunar a los docentes e incluso a los padres.
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