El signo de la cimitarra consiste en una opacidad curvilínea que se extiende desde el hilio pulmonar derecho hacia abajo, bordeando la silueta cardiaca hasta el ángulo cardiofrénico homolateral. Este signo es producido por una vena pulmonar anómala que drena, de forma parcial o total, hacia el pulmón derecho. Dicha morfología se asemeja a un sable que recibe el nombre de “cimitarra”, de ahí la denominación. Su imagen es característica del llamado síndrome de la cimitarra, una patología congénita de baja prevalencia que puede asociar otras complicaciones que se podrían visualizar radiográficamente, como hipoplasia pulmonar derecha, dextrocardia, hipoplasia de la arteria pulmonar derecha, anomalías de la irrigación arterial al pulmón derecho, secuestro broncopulmonar y otras manifestaciones cardiacas¹.

El neumoperitoneo consiste en la presencia de aire ectópico intraperitoneal por una perforación del tracto gastrointestinal o herida abierta. Puede deberse a múltiples causas, siendo el mecanismo fisiopatológico de base la isquemia tisular, una erosión, infección o lesión mecánica. Con frecuencia da lugar a síntomas agudos, como dolor abdominal, vómitos o dolor torácico, pudiendo progresar rápidamente a sepsis fulminante si no se trata de manera precoz. En una radiografía simple de abdomen en bipedestación se identificaría como aire subdiafragmático. Es útil realizar una radiografía abdominal en posición de decúbito lateral izquierdo en la que se aprecie el cambio de localización del aire ectópico en relación con el cambio postural, situándose entre la pared abdominal y el borde lateral hepático; y en decúbito supino, en la que se identifique el signo de Rigler, caracterizado por la presencia de aire entre las paredes interna y externa del intestino. Otro signo radiológico característico del neumoperitoneo es la existencia de gas portal. La modalidad de imagen más sensible para el diagnóstico continúa siendo la tomografía computarizada².

El signo de Chilaiditi es un signo radiológico definido por la interposición del intestino grueso entre el hígado y el hemidiafragma derecho. Se trata de una entidad rara de causa desconocida, aunque se han descrito en la literatura algunos factores predisponentes, como alteraciones anatómicas o funcionales del ligamento suspensorio del hígado y el colon, o anomalías en la motilidad intestinal. Cursa de forma generalmente asintomática, siendo frecuente el diagnóstico casual en el 0,02-0,14% de los pacientes con estudios radiológicos realizados por otro motivo, teniendo mayor predominio en varones (4:1)². La importancia de su conocimiento radica en la posibilidad de ocasionar síntomas obstructivos, que se manifestarían como vómitos, estreñimiento, disnea o dolor pleurítico, pasando en ese caso a denominarse síndrome de Chilaiditi³. El diagnóstico se hace por radiografía simple: la imagen típica muestra aire debajo del diafragma, con haustras visibles entre el hígado y la superficie diafragmática, que podemos ver en la radiografía de nuestro caso (Figura 2). La presencia de aire subdiafragmático hace que el principal diagnóstico diferencial se realice con neumoperitoneo. El tratamiento depende de la clínica y la gravedad, no siendo necesario en casos asintomáticos como el de nuestro paciente⁴.

El secuestro pulmonar es una malformación poco frecuente que se caracteriza por la existencia de tejido pulmonar sin conexión con la vía aérea y con vascularización sistémica. Se clasifican en extralobares e intralobares: los primeros son defectos congénitos que suelen manifestarse en el periodo neonatal como distrés o cianosis; mientras que los segundos aparecen habitualmente en la infancia tardía o adolescencia, con la clínica de infecciones respiratorias de repetición. Radiológicamente se identifican como una opacidad de forma triangular, de bordes bien o mal definidos, de la región afectada, pudiendo asociar espacios quísticos o broncograma aéreo en caso de infección⁵.