Unidad Neumología Infantil y Fibrosis Quística. Hospital Clínico Universitario Valencia. Universidad de Valencia. España
Marcela Moreno Quintana:
Unidad Neumología Infantil y Fibrosis Quística. Hospital Clínico Universitario Valencia. Universidad de Valencia. España
Silvia Castillo Corullón:
Unidad Neumología Infantil y Fibrosis Quística. Hospital Clínico Universitario Valencia. Universidad de Valencia. España
Cómo citar: Martínez Arias EM, Moreno Quintana M, Castillo Corullón S. Adolescente varón con palpitaciones, disnea y dolor torácico. En Imagen de la semana. Continuum 2015. [en línea] [consultado el 21.11.2024]. Disponible en http://continuum.aeped.es
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Figura 1. Radiografía de tórax con los signos que orientan al diagnóstico (se comentan en la solución del caso).
Fig 1. Radiografía de tórax con los signos que orientan al diagnóstico (se comentan en la solución del caso)
Adolescente varón, de 13 años, que acude a Urgencias de Pediatría por taquicardia y disnea. Refiere que, estando sentado preparando los exámenes de fin de curso, ha comenzado a notar palpitaciones, sensación de ahogo y desasosiego. No refiere ningún otro síntoma, aunque sí disnea al inicio del episodio, que cesa posteriormente. Las constantes son normales salvo taquicardia con una frecuencia cardiaca de 121 lpm; pulsioximetría con saturación de oxígeno del 97%; presión arterial de 110/70, frecuencia respiratoria de 20 respiraciones por minuto. La exploración clínica es normal. Se realiza una radiografía de tórax que es informada como normal. Tras la administración de diazepam se normalizan las constantes. Es dado de alta, pero tres horas más tarde acude de nuevo a Urgencias al presentar palpitaciones, disnea y dolor torácico en la inspiración profunda. En la auscultación presenta una hipoventilación marcada en todo el hemitórax derecho. Se repite la radiografía de tórax (figura 1).
¿Cuál es su diagnóstico?
No es correcta. La aspiración de un cuerpo extraño constituye una amenaza para la vida en muchas ocasiones. Ocurre sobre todo en menores de dos años (donde predomina la aspiración de material orgánico) con un segundo pico de incidencia en prepúberes (en los que predomina material inorgánico, como material escolar). La sintomatología va a depender de la localización del cuerpo extraño en laringe, tráquea o bronquios, siendo esta último la situación más frecuente, con un 80% de los casos, predominando el bronquio principal derecho. En el primer momento de la aspiración se desencadena un reflejo tusígeno que va a intentar expulsar el cuerpo extraño. Si no se expulsa, puede producirse una fase asintomática durante meses o años, dando posteriormente una reacción de cuerpo extraño con tos crónica, fiebre, sibilancias, expectoración y ocasionalmente hemoptisis. En la auscultación podemos encontrar disminución o ausencia del murmullo vesicular en algún segmento, lóbulo o en todo el pulmón, así como sibilancias. La radiografía de tórax se debe realizar en inspiración y espiración forzadas, que puede mostrar los signos sugerentes de la aspiración del cuerpo extraño: atrapamiento aéreo (por mecanismo valvular) o atelectasias (por oclusión completo de la luz bronquial y reabsorción de aire del pulmón tributario del bronquio afectado), o incluso neumotórax o neumomediastino por fuga de aire por rotura del parénquima pulmonar a tensión.
No es correcta.
El tromboembolismo pulmonar se produce por la llegada de un trombo generalmente procedente de territorio venoso profundo de miembros inferiores al territorio arterial pulmonar. Los síntomas más frecuentes de presentación son disnea, tos, dolor pleurítico y ansiedad. En ocasiones también esputos hemoptoicos o hemoptisis6,7.
Bibliografía
Uresandi F, Blanquer J, Conget F, de Gregorio MA, Lobo JL, Otero R, et al. Guía para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la tromboembolia pulmonar. Arch Bronconeumol 2004;40:580-94.
Bibliografía
Bonillo Perales A, Batlles Garrido J, Rubí Ruiz R, González Jiménez Y, Aguirre Rodríguez J, Muñoz Hoyos A. Tromboembolismo pulmonar. An Pediatr 2003; 58:22-9.
En la edad pediátrica los principales factores de riesgo son la presencia de catéter venoso central, inmovilización, cardiopatía y cirugía mayor y coagulopatías. Las formas no letales de TEP son más frecuentes en niños con factores de riesgo que no son diagnosticados por cursar de forma silente, con síntomas autolimitados o que son atribuidos a la enfermedad de base. La radiografía de tórax puede ser normal, pero también pueden aparecer signos como el signo de Westermark, con un área de hiperclaridad por una zona avascular o defecto en la perfusión en una zona pulmonar; atelectasias basales laminares con elevación del diafragma; derrame; ensanchamiento de la silueta cardiaca o de hilios pulmonares; infiltrado alveolar piramidal si hay infarto pulmonar, y engrosamiento o afilamiento vascular. Otras pruebas complementarias útiles son la gasometría arterial, dímero D, ecocardiografía, electrocardiograma, gammagrafía pulmonar de ventilación/perfusión, radiografía de tórax, tomografía computarizada (TC) helicoidal, resonancia magnética nuclear (RMN) y angiografía pulmonar, que nos proporciona el diagnóstico con la demostración directa del trombo. Esta no va a ser necesaria en la mayoría de las ocasiones para el diagnóstico, dado que en muchas ocasiones nos lo van a dar la TC y la RMN7.
Respuesta correcta.
El neumotórax es la presencia de aire en el espacio pleural que modifica la presión negativa intrapleural y provoca un colapso pulmonar total o parcial. En la radiografía que presentamos se pueden observar los siguientes hallazgos diagnósticos de neumotórax:
Hiperclaridad del hemitórax derecho con ausencia de trama vascular.
Aplanamiento del hemidiafragma derecho.
Desplazamiento mediastínico con herniación hacia el hemitórax izquierdo.
Muñón pulmonar en hilio derecho con imágenes sugestivas de bullas a nivel del tercio superior del mismo.
Según su etiología se clasifica en espontáneo (y dentro de este en primario, secundario o catamenial) o adquirido (en caso de iatrogenia o traumatismo). En nuestro caso se trata de un neumotórax espontáneo primario, que clásicamente se asocia con el consumo de tabaco y con un fenotipo asténico1, que presentaba nuestro paciente. Si el neumotórax es pequeño, el dolor puede ser el único síntoma, desapareciendo horas después, incluso sin tratamiento. La exploración física es variable; puede ser normal, pero también puede observarse taquicardia en los neumotórax de pequeño tamaño2 o disminución de la movilidad del hemitórax afecto, reducción o ausencia de los ruidos respiratorios, percusión timpánica y disminución de la transmisión de la voz1.
Bibliografía
Henry M, Arnold T, Harvey J. BTS Guidelines for the management of spontaneus pneumothorax. Thorax. 2003;58: ii39-ii52.
La localización más frecuente es en el hemitórax derecho. Ya la primera radiografía de tórax realizada (figura 2) informada como normal nos mostraba sutilmente un neumotórax de pequeño tamaño, de localización apical.
Fig 2. Radiografía en inspiración forzada. Se visualiza la pleura visceral, separada de la parietal en zona apical del pulmón derecho dejando entre ellas una zona aérea sin trama vascular (flecha amarilla)
No es correcta.
El pulmón hiperclaro unilateral idiopático o síndrome de Swyer-James-McLeod se caracteriza radiológicamente por un pulmón hiperclaro unilateral3,4.
MacLeod WM. Abnormal transradiancy of one lung. Thorax. 1954;9:147-53.
En la mayoría de los casos aparece tras episodios de neumonía o bronquitis virales de repetición en la infancia en las que una obstrucción bronquial produce enfisema y vasculitis obliterante. La clínica varía desde formas asintomáticas e infecciones respiratorias repetidas hasta hemoptisis ocasionales, tos crónica productiva y disnea de esfuerzo en adultos. El hallazgo radiológico suele ser incidental, con un pulmón o lóbulo radiolúcido en inspiración, y atrapamiento aéreo del mismo hemitórax en espiración. La TC pulmonar muestra la destrucción del parénquima pulmonar, con o sin bronquiectasias, y disminución de la arteria pulmonar. Es la prueba de imagen de elección para valorar la etiología y la extensión y gravedad de las lesiones. La evolución habitual es buena, con recuperación progresiva de la morfología alveolar aunque sin recuperación de la estructura original5.
Bibliografía
Echávarri Olavarría F, Mazagatos Angulo D, Notario Muñoz C, Patiño Hernández O. Síndrome de Swyer-James-MacLeod. Presentación de 2 casos y consideraciones clínicas. An Pediatr (Barc). 2014 [en prensa].
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