Artículo original: Aronson PL, Thurm C, Alpern ER, Alessandrini EA, Williams DJ, Shah SS, et al. Variation in care of the febrile young infant <90 days in US Pediatric Emergency Departments. Pediatrics. 2014;134:667-77. |
Estudio retrospectivo de cohortes en el que se evalúan las diferencias en el manejo de los lactantes menores de 90 días de vida con fiebre que acuden a 37 Servicios de Urgencias Pediátricas estadounidenses durante dos años (2011-2013). Se incluyen 35 070 lactantes sanos, evaluándose el diagnóstico, el tratamiento, la hospitalización, las reconsultas a Urgencias y la evolución. Se realizaron análisis de orina, sangre y líquido cefalorraquídeo en el 72% (intervalo de confianza del 95% [IC 95] de 71,0 a 73,0) de los niños < 28 días, en el 49% (IC 95 de 48,2 a 49,8) de los lactantes de 29-56 días de vida y en el 13,1% (IC 95 de 12,5 a 13,6) de los lactantes de 57-89 días. Se encuentran diferencias significativas en el manejo de estos pacientes entre los hospitales, sin demostrarse diferencias en su evolución, en las reconsultas a Urgencias ni en la tasa de hospitalización después de la reconsulta. Es necesario, por tanto, optimizar el manejo de los lactantes menores de 90 días con fiebre.
Debido a la inmadurez de su sistema inmunitario, a la ausencia de vacunas y a la exposición a patógenos únicos en el periodo neonatal, los lactantes menores de 90 días tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades bacterianas graves, como infección de orina, bacteriemia y meningitis bacteriana. Se estima que la prevalencia de enfermedades bacterianas graves en los menores de 90 días es del 8% al 12,5%, llegando al 20% en los neonatos (menores de 29 días).
Existen numerosas escalas y guías para evaluar a estos pacientes, pero muchas de estas fueron elaboradas hace más de dos décadas y a menudo los puntos de corte y las recomendaciones difieren entre ellas. Como ejemplo, el American College of Emergency Physicians recomienda considerar que los neonatos febriles pueden tener una enfermedad bacteriana grave pero no especifica qué exploraciones complementarias son necesarias1; las recomendaciones para el manejo de los lactantes de 29-89 días de vida febriles son incluso más vagas.
A pesar de que el diagnóstico, el tratamiento y la tasa de hospitalización de estos pacientes difieren entre los hospitales de la muestra estudiada, no se observan diferencias significativas en la prevalencia de enfermedad bacteriana grave, en las reconsultas posteriores a la visita en Urgencias ni en la tasa de hospitalización posterior de los lactantes febriles mayores de 28 días. En cambio, en los hospitales con menor tasa de hospitalización, se observa una mayor tasa de reconsultas y de posterior hospitalización en los menores de 28 días de vida.
Al parecer, los autores del trabajo no pueden asegurar que las variables cuantitativas estudiadas sigan una distribución normal, por lo que utilizan para su análisis y descripción medidas más adecuadas para datos no normales. Utilizan como medida de centralización la mediana en lugar de la media aritmética, y los recorridos intercuartílicos en lugar de la desviación estándar como medida de dispersión. Por último, para comparar las medianas recurren a la prueba de Kruskal-Wallis con un factor, que es el equivalente no paramétrico del análisis de la varianza (ANOVA).
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