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Artículo original:

Pedreira Massa JL, González de Dios J. Evidencias diagnósticas en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad en la infancia y la adolescencia. Rev Pediatr Aten Primaria.

Resumen

En los últimos años ha existido una explosión diagnóstica del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en la infancia, en ocasiones de forma precocísima y en otras acompañando a los más diversos cuadros, con el mantra de “comorbilidad”.

El profesor Allen Frances señala en su libro Saving normal: “las pequeñas diferencias en las definiciones y cómo se aplican estas definiciones pueden resultar en tasas variables de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Cada vez que hay un aumento muy rápido en un diagnóstico concreto significa que detrás hay una moda pasajera. Esto no significa que la gente esté más enferma. Las personas son iguales pero los hábitos diagnósticos son muy cambiantes”.

Lectura crítica con criterios clínicos para el estudio del diagnóstico de TDAH:

  • Los síntomas que se describen en el TDAH son inespecíficos, se presentan en multitud de trastornos mentales y en el curso del desarrollo normal.
  • No existe ninguna prueba diagnóstica para el TDAH, solo el diagnóstico clínico.
  • Para llegar al diagnóstico clínico y buena semiología son necesarias formación y experiencia en exploración psicopatológica de la infancia y adolescencia, para diferenciar falta de atención de falta de comprensión o impulsividad de agresividad.
  • La recogida sintomática no es suficiente, según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV (DSM-IV): “Los criterios diagnósticos específicos deben servir como guías y usarse con juicio clínico, sin seguirse a rajatabla como un libro de cocina”.
  • La tasa de sobrediagnóstico es muy elevada en el TDAH (las escalas a padres y profesores dan una tasa cuatro veces superior que las entrevistas psicopatológicas; los mismos pacientes presentan el doble de diagnósticos con los criterios del DSM-IV-TR que con los del DSM-III y se diagnostica el doble con DSM que con CIE-10).
  • La comorbilidad no integra semiología ni comprensión psicopatológica.
  • El sobrediagnóstico origina una elevada prescripción de psicofármacos con potenciales efectos secundarios relevantes.
  • La iatrogenia resulta elevada, se precisan actividades de prevención cuaternaria.

Elaboramos diagrama de flujo diagnóstico con criterios dimensionales, basado en la psicopatología y una semiología clínica exigente.

Leer texto completo en Revista Pediatría Atención Primaria.

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