Artículo original: Gini G, Pozzoli T. Bullied children and psychosomatic problems: A meta-analysis. Pediatrics. 2013;132:720-9. |
Los autores plantean si sufrir acoso escolar se asocia con una mayor frecuencia de síntomas psicosomáticos en los niños afectos. Para ello, realizan un metanálisis de seis estudios longitudinales y 24 transversales que cumplían criterios previamente definidos. La forma de medir el acoso y los síntomas psicosomáticos fue mayoritariamente el cuestionario autocumplido. Concluyen (con un total de 219 560 niños entre 6 y 16 años) que, en distintos países, con diferentes etnias y nivel socioeconómico, los niños que refirieron sufrir acoso presentaban el doble de trastornos psicosomáticos en comparación con sus compañeros: odds ratio (OR) 2,39 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%] 1,76 a 3,24) para los estudios longitudinales y OR 2,17 (IC 95% 1,91 a 2,46) para los observacionales. Los países en los que se realizaron los estudios fueron fundamentalmente occidentales, pero también incluyen dos realizados en India, uno en China y uno en Turquía.
No parece. El acoso se da en todas las culturas estudiadas, independientemente del nivel socioeconómico y la etnia.
Sí. Los estudios que demuestran esta asociación se han triplicado en los últimos años, observándose que los niños acosados presentan el doble de trastornos psicosomáticos que sus compañeros. Los síntomas más frecuentes fueron cefalea, fatiga, dolor abdominal, trastornos de sueño y problemas de piel, entre otros.
Sí. Parece que, cuando hay más mujeres en el grupo, los síntomas psicosomáticos y el acoso son menos frecuentes. Esto debería estudiarse con mayor profundidad, al igual que otros factores protectores relacionados con el estilo de los padres y la relación del alumno con el colegio1.
Es frecuente en la literatura mezclar términos como psicosomático, somatomorfo, hipocondría y trastorno por dolor. En este estudio no se ha definido claramente qué se entiende por "psicosomático". Tampoco en función de qué términos se ha definido "acoso". Por tanto, resulta difícil saber si los estudios son comparables entre sí, ya que las herramientas de medida para ambas variables no han sido las mismas. Además, la mayor parte de los cuestionarios han sido contestados por los niños sin triangulación comparativa con otras fuentes. En los estudios transversales solo se puede inferir asociación, pero no causalidad. En los seis estudios longitudinales no queda claro si los síntomas psicosomáticos aparecieron tras el acoso o si estaban presentes antes. Esto sí se ha intentado valorar en otros trabajos2.
El acoso es un problema prevenible y tratable que produce sufrimiento físico y psíquico en los niños que lo padecen1,3. Su repercusión a largo plazo merece que se considere (según estos autores) un problema de salud pública.
Los trastornos psicosomáticos (síntomas físicos que no se correlacionan con alteraciones corporales evidenciables) son frecuentes entre los niños acosados. Por lo tanto, debería pensarse en ello si acuden de forma reiterada a la consulta1.
Se necesitan trabajos mejor diseñados, que definan mejor qué se entiende por acoso y que utilicen herramientas validadas y fiables comunes para medirlo.
Las mujeres son un factor de "contención" para el acoso y la aparición de trastornos psicosomáticos; habría que investigar por qué.
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