Preguntar por otras enfermedades, medicamentos y tóxicos
Diagnóstico diferencial
La depresión debe diferenciarse de los sentimientos de desánimo o tristeza que forman parte de la experiencia vital. El desarrollo adolescente supone importantes cambios físicos, cognitivos y sociales, que constituyen un reto de adaptación considerable, y favorecen la frecuente aparición de desasosiego, sentimientos de malestar, incomprensión o cambios de humor. Tales manifestaciones suelen remitir con el tiempo conforme se avanza a la edad adulta, pero en estas edades plantean con frecuencia a los clínicos la necesidad de distinguir aquellas expresiones emocionales que son propias de un desarrollo normativo de las que caracterizan un trastorno depresivo.
Diferencias entre la conducta en la adolescencia normal y con depresión
Adolescencia normal
Adolescencia con depresión clínica
A pesar de cierta sensación de desasosiego, cambios de humor y otras dificultades, no presentan cambios importantes y persistentes en su comportamiento
Hay un cambio claro respecto a su comportamiento previo (por ejemplo, se vuelve triste, irritable, pierde interés en actividades habituales o no disfruta con ellas, quejas frecuentes de aburrimiento, desesperanza, etc.)
Aunque pueden llorar o estar tristes en ocasiones, es habitualmente en respuesta a acontecimientos vitales cotidianos y de corta duración
Los síntomas depresivos básicos (tristeza o pérdida del interés o la capacidad de disfrutar con las cosas) están presentes a diario, la mayor parte del día, y durante al menos dos semanas seguidas
No hay cambios significativos en su funcionamiento previo
Hay un deterioro en su funcionamiento previo (por ej. dejan de hacer cosas que antes les gustaban, con un mayor aislamiento a expensas de estar con amigos u otras actividades, mayores dificultades en el estudio o disminución en los rendimientos académicos, etc.)
Los pensamientos de muerte y suicidio son poco frecuentes
Las ideas de suicidio son frecuentes
Las conductas de riesgo (por ejemplo, consumo de alcohol) son frecuentes pero habitualmente en límites razonables para el temperamento del adolescente particular
Pueden empezar a implicarse en conductas de riesgo no acordes con el adolescente por sus características previas
Fuente: Grupo de trabajo de la actualización de la Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y la Adolescencia. Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y la Adolescencia. Actualización. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Unidad de Asesoramiento Científico-técnico, Avalia-t; 2018. Guías de Práctica Clínica en el SNS.
El diagnóstico diferencial de la depresión mayor debe incluir también enfermedades médicas que pueden manifestarse con sintomatología depresiva, el uso de fármacos o tóxicos que pueden causarla, y la presencia de otros trastornos psíquicos.
Diagnóstico diferencial del trastorno depresivo mayor
Trastorno adaptativo Trastorno disfórico premenstrual Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo Distimia Trastorno bipolar
Trastornos no afectivos
Trastorno déficit de atención con hiperactividad Trastornos de conducta Trastorno por uso de sustancias Trastornos de ansiedad Trastorno estrés postraumático Trastorno conducta alimentaria Trastorno de personalidad Trastornos del espectro autista Trastornos psicóticos
Fuente: Grupo de trabajo de la actualización de la Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y la Adolescencia. Guía de Práctica Clínica sobre la Depresión Mayor en la Infancia y la Adolescencia. Actualización. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Unidad de Asesoramiento Científico-técnico, Avalia-t; 2018. Guías de Práctica Clínica en el SNS.
Por ello, en la anamnesis de un niño o adolescente con sintomatología depresiva se debe preguntar sobre el padecimiento de otras enfermedades y los medicamentos que toma o ha estado tomando recientemente, y en los adolescentes en particular debe investigarse la posibilidad de consumo de tóxicos, lo que puede incluir la realización de un test de orina para su detección.
En la práctica habitual es poco frecuente que sea necesaria la solicitud de pruebas complementarias adicionales. Entre ellas puede ser oportuno en ocasiones solicitar una analítica de sangre y orina con hemograma completo, glucemia y pruebas de función tiroidea, renal y hepática, que permitan valorar la patología orgánica más frecuentemente relacionada con sintomatología de tipo depresivo. La petición de otro tipo de pruebas complementarias no está justificada de forma rutinaria y debe basarse en la sospecha clínica fundada de algún otro trastorno médico.
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