La principal causa de síndrome febril recurrente es la infecciosa, y en la población pediátrica deberemos pensar en primer lugar en una etiología vírica, si son procesos autolimitados, en diferentes órganos y no periódicos, sobre todo si existe una exposición ambiental (guardería, hermanos enfermos, padres fumadores…). Pensaremos, sin embargo, en una causa infecciosa bacteriana si los procesos febriles se producen en diferentes órganos de forma no periódica, debiendo descartar la presencia de alguna predisposición a los mismos, como la existencia de reflujo vesicoureteral o la fibrosis quística.

Es la tercera causa de síndrome febril recurrente. Deberemos pensar en esta etiología en todo paciente pediátrico que presente fiebre infecciones bacterianas de repetición, severas y en múltiples órganos, con mala respuesta al tratamiento antibiótico, todo ello acompañado de estancamiento ponderoestatural.

Es la cuarta causa de síndrome febril recurrente. Deberemos pensar en ella ante todo paciente que presente en los episodios la fiebre como síntoma cardinal, acompañada de síntomas que son similares o predecibles en cada episodio. Además, el paciente estará siempre asintomático entre episodios y podrá existir una historia familiar positiva de estas enfermedades.

Es la segunda causa de síndrome febril recurrente. Existen múltiples enfermedades autoinmunes o conectivopatías causantes de este síndrome, como lupus eritematoso sistémico (LES), enfermedad inflamatoria intestinal (sobre todo Chorn), enfermedad de Still, Bechet… y algunas neoplasias como el linfoma. Para llegar a su diagnóstico, además de una correcta anamnesis y exploración física que identifique signos y síntomas específicos es necesario solicitar pruebas complementarias de primer y segundo nivel (estudios inmunológico, médula ósea, pruebas de imagen…).