A la hora de tratar un caso de paludismo deben tenerse claros varios conceptos y valorar de forma sistemática ciertas variables. Proponemos seguir las reglas establecidas en el siguiente decálogo. Es crucial identificar con ayuda del laboratorio la especie de Plasmodium presente en sangre, y evaluar la concordancia con la distribución geográfica del parásito en el área donde se produjo la infección. El siguiente paso es evaluar su posible grado de resistencia a los fármacos antimaláricos, y plantear un tratamiento adecuado. En general se considera que todas las cepas de P. ovale y P. malariae son sensibles a cloroquina. Se han descrito ya algunas zonas de resistencia de P. vivax a cloroquina, y en general se asume que, salvo en muy determinadas regiones del mundo, P. falciparum debe ser tratado con una combinación de fármacos derivados de las artemisininas.