La anemia es la complicación más frecuente de la malaria y la primera causa de muerte por malaria en el mundo, afectando fundamentalmente a los niños, pero también a las mujeres embarazadas. En niños, se define como un hematocrito < 15% o bien hemoglobina < 5 g/dl. De etiología multifactorial, debida a una eritropoyesis ineficaz en la médula ósea, aumento de la destrucción por hemólisis a nivel periférico, y eliminación esplénica11. En zonas endémicas, los episodios de malaria repetidos pueden condicionar empeoramientos agudos de anemias crónicas relativamente bien toleradas, descendiendo frecuentemente a rangos peligrosos para la supervivencia. Es frecuente que el tratamiento antimalárico, al eliminar parásitos intraeritrocitarios, empeore paradójicamente la anemia, a pesar de una mejoría del cuadro clínico inicial.